Frecuentemente escuchamos hablar sobre la innovación, la revolución digital y las mil y un maravillas que estos tiempos nos traen. Y es cierto, es maravilloso todo lo que se ha avanzado en el último siglo en materia tecnológica, pero ¿en aras de qué?, los grandes conglomerados empresariales que ostentan gran poder y los países económicamente hegemónicos, tienen una postura que suele aprovechar toda esta capacidad inventiva para y por el mercado, es así que se ha estado alimentando un terrible escenario de consumismo sin conciencia con el entorno global.
El actual modelo económico ya nos cobra la cuenta, porque está generando problemas sociales y ambientales, generalmente en mayor perjuicio a los países en "vías de desarrollo", por ejemplo, la brecha en nuestro país se mantiene alta, el crecimiento se ha distribuido de manera muy desigual. El 10% de peruanos que más ganan por mes percibe, en promedio, 18 veces más más dinero que el 10% de menores ingresos (INEI, 2016). Y durante el 2015, la pobreza extrema se ha mantenido casi estancada; apenas cedió 0.2 puntos porcentuales. Además, en Apurímac se tienen 22 conflictos sociales de los cuales 13 son socioambientales (Defensoría del Pueblo, 2015). Tanto por un tema de intereses económicos como también por los impactos directos en el modo de vida de las comunidades afectadas y su cultura.
Viendo este escenario ¿la innovación podrá mejorar la situación?, ¡claro! Sólo pensando nuevas alternativas y soluciones se podrá luchar contra estos problemas y necesidades tan apremiantes. La innovación es una nueva función de producción; la economía y la sociedad cambian cuando los factores de producción se combinan de una manera novedosa (Schumpeter, 1939). Desde el campo de la innovación social podemos generar igualdad y ser mas competitivos.
En la sociedad del conocimiento la innovación ligada a la investigación, ocupa una posición estratégica. Puede potenciar el crecimiento económico en este ambiente marcadamente dinámico, pero más que esto, también nos puede dar soluciones a los problemas sociales que están mas estrechamente relacionados a las personas y a las comunidades. Por lo tanto, resulta evidente la necesidad de formarnos y aprovechar las oportunidades que nos ayuden a plantear soluciones funcionales, fruto de nuestra capacidad innovadora e investigativa.
Nuestro papel es formar una sociedad global y mejor, y tener en cuenta los desafíos de este escenario global conlleva, como también la incidencia política que respondan a las necesidades y oportunidades de nuestro entorno. Se habla del turismo, de la diversificación productiva, del desarrollo de productos, etc., que son oportunidades de gran potencial pero que si no son trabajadas adecuadamente representan una parte más de un inerte "banco de oro".